Sunday, February 15, 2009

Una visión de la crisis económica en Canadá




La crisis económica ya dejó claro que Canadá será una de sus víctimas. Ante un desempleo creciente e imparable en el corto y mediano plazo, se impuso una pregunta: ¿tiene sentido que Canadá se decida a bajar la cantidad de inmigrantes que aceptarán anualmente? Ante un mercado laboral en crisis, con ciudadanos y residentes perdiendo sus trabajos, ¿vale la pena exponer a los nuevos inmigrantes a la penuria del desempleo?

Tal es el tema que analiza por estos días el gobierno federal. Esta semana, el ministro de Inmigración y Ciudadanía federal, Jason Kennedy, reconoció que la pregunta está instalada en el gabinete del primer ministro Stephen Harper.

“No queremos gente llegando a Canadá para encontrarse con el desempleo. Debemos ser sensibles a las condiciones cambiantes del mercado de trabajo y si tenemos que hacer modificaciones (en la política inmigratoria), las haremos”, sostuvo el ministro Kenney.

De acuerdo con las últimas cifras, la tasa de desempleo en Canadá llegó al 7.2 por ciento y a 8 por ciento en Ontario.

Respecto de la cantidad de inmigrantes aceptados, en 2008, llegaron 247 mil nuevos inmigrantes. Para 2009, el gobierno federal planeaba aceptar entre 240 mil y 265 mil nuevos residentes permanentes. Pero la administración Harper está dispuesta a revisar esa cuota en los próximos meses.

De esos 265 mil que llegarían este año, unos 156.600 lo harían en la categoría económica, 71 mil como familia y 37.400 serían aceptados por razones humanitarias.

A pesar de que la crisis se agudiza semana a semana y condiciona el presente con dureza, el ministro Kenney intentaría conservar la cuota de nuevos residentes permanentes ya establecida. El temor del gobierno es que por pensar en el corto plazo, se condicione el presente.

Para Kenney, los inmigrantes son el “combustible” de la economía canadiense.

Está claro que en países como Canadá done la tasa de natalidad tiende a cero, la inmigración es la única fuente sostenible de crecimiento del consumo y la producción, clave para sostener el Producto Bruto Interno.

A pesar del realismo que impulsa el debate, no todos están de acuerdo. Para quienes se oponen a tocar el número, no tiene sentido bajar la cifra de inmigrantes a aceptar porque aún así, todavía quedan trabajos que los canadienses no quieren hacer, sostuvieron desde el ala liberal.

La idea de la administración Harper es monitorear la economía semana a semana para comprobar la efectividad del paquete de estímulo incluido en el presupuesto 2009 y ver si logra frenarse o revertirse poco a poco la cifra de desempleos.

El tema del desempleo fue el centro de la discusión parlamentaria el miércoles. “Los hechos cambian hora a hora –sostuvo el líder del Partido Liberal, Michael Ignatieff- No se va a adaptar el gobierno? No va a responder”.

Por el momento, el gobierno de Harper prefiere atenerse al plan. “Es importante que procedamos de acuerdo con un plan y que no cambiemos el plan cada semana, sostuvo el mandatario.

Por el momento, entre los países con políticas inmigratorias activas, Canadá es el único que no ha reducido la cuota de residentes permanentes a admitir. El mes que viene oficiales de inmigración federales y provinciales se reunirán para finalmente decidir si finalmente se baja el número.

lvazquez@elcorreo.ca

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